La primavera le exprimía el cerebro al igual que las matemáticas. El espejo le devolvía una figura indeseada y las pastillas la tentaban a un sueño eterno. Una caminata lenta y premeditada y un futuro incierto completaban su atuendo rebelde. Ella esperaba, sin más, algo que tal vez nunca llegaría y se divertía buscando respuestas a sus preguntas sin sentido.
El cielo infinito y el mar profundo lo llenaban de inmensidad. El perfume de los jazmines y las melodías silvestres lo emocionaban hasta el éxtasis. Era un payaso teatral con sabor a vida, que comía lunas de colores los mediodías . Él, con su sonrisa contagiable, disfrutaba armando rompecabezas de recuerdos y meditaba para descansar su mente de la razón caótica que nos atormenta.
El cielo infinito y el mar profundo lo llenaban de inmensidad. El perfume de los jazmines y las melodías silvestres lo emocionaban hasta el éxtasis. Era un payaso teatral con sabor a vida, que comía lunas de colores los mediodías . Él, con su sonrisa contagiable, disfrutaba armando rompecabezas de recuerdos y meditaba para descansar su mente de la razón caótica que nos atormenta.
[ ... sigiloso encuentro ... ]