Un sueño inqieto, alterado y una respuesta qe no llega.
Eso me aterra.
No solo ella sino tus pensamientos, màs qe eso no saber de ellos.
No saber de vos ni de mi.
No arriesgarme para no caér en el intento y golpearme.
¿Eso duele?
El mundo en pijamas o de pijamada. Una macro crisis. Un futuro incierto. Qizá sublime o qizá seco. Con miles de entes revoloteando. Con pocos cerebros en la calesita y pocas miradas profundas con las cuales comunicarme y reír y llorar. Emociones limitadas por la prisa y la rutina, los Mc' Donalds y la telefonía. Naturaleza muerta y aromas gastados por el viento. Crudo. Áspero invierno de sonrisas y de amor. Porqe nadie se anima o ni siqiera sabe de su existencia. Prioridades desencontradas y encuentros escasos. Uno-Dos-Tres. Suicidio o cambio. Frío. Frío. Frío.
Un trozo de luna.
Un cajón de estrellas.
Tu locura.
Una cucharada de miel.
Lloras y tus lágrimas y las mías se fusionan.
Extasis.
Es el punto al qe le temo y hacia donde voy.
Inseguridades.
Miedo.
Una taza de té, un perfume de jazmines.
Letras de poesías tiradas en el suelo.
Un disco retumbando en la habitación desnuda.
All you need is love. Love.
Tu payaso de crayones qe sonríe, sonríe...
Y mi corazón de tiza qe te invade, te amarra, te ata, te marea y sufre tu ausencia.
La luz tenue. Tu mirada cauta, mis carcajadas impulsantes. Pero vos frío, solo pensando en la soledad y en las estrellas. No qiero aceptar tu desprecio, no qiero. La primavera se anuncia. El último pucho se consume. R-Í-O. Un jazmín entibia mis labios. El silencio se hace inmenso. Una burbuja te absorve. Insensata. Te proteje. Decidis dejarla. Decidis volar juntos.
La primavera le exprimía el cerebro al igual que las matemáticas. El espejo le devolvía una figura indeseada y las pastillas la tentaban a un sueño eterno. Una caminata lenta y premeditada y un futuro incierto completaban su atuendo rebelde. Ella esperaba, sin más, algo que tal vez nunca llegaría y se divertía buscando respuestas a sus preguntas sin sentido. El cielo infinito y el mar profundo lo llenaban de inmensidad. El perfume de los jazmines y las melodías silvestres lo emocionaban hasta el éxtasis. Era un payaso teatral con sabor a vida, que comía lunas de colores los mediodías . Él, con su sonrisa contagiable, disfrutaba armando rompecabezas de recuerdos y meditaba para descansar su mente de la razón caótica que nos atormenta.